"Prisionero de mis conciudadanos"
Relata Orlando Rivero en su diario: “Salió de allí el General Gómez con un grupo de jefes y oficiales, todos prisioneros, custodiados por fuerzas brasileras al mando del mencionado Comandante, que tuvo la prelación de este hecho. Tomaron por calle 18 de Julio, con dirección al puerto. Iban en marcha, cuando se presentó el Comandante Belén pidiendo la entrega de los prisioneros, invocando órdenes del General Flores y Coronel Gregorio Suárez. El jefe brasilero se resistió al pedido, alegando que eran sus prisioneros de guerra. Estando en estas alegaciones sobre mejor derecho, uno y otros jefes, se dirigieron al General Gómez, preguntándole que de quiénes prefería ser prisionero: si de los brasileros o de los orientales. El General Gómez impulsado sin duda por uno de sus tantos rasgos de patriotismo, contestó, más o menos: -"Prefiero ser prisionero de mis conciudadanos, antes de que de extranjeros."
A raíz de esta declaración, las huestes que acompañaban al Comandante Belén se hicieron cargo de aquel grupo de valientes, que iban a ser sacrificados horas después en el patio de la casa de los Rivero, ubicada en la actual esquina de Leandro Gómez y 33.